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El violinista bilingüe

Hi havia una vegada un violinista que encisava amb el seu violí. Tocava per tot arreu música meravellosa. Tothom volia escoltar-lo. Si algú es posava trist no tocava cançons alegres. Tan sols tocava lànguides molodies per fer-se sentir a prop animant cada cop el ritme fins treure un somriure definitiu. Altres cops, quan notava que l’alegria estava instala·lada, guardava el seu violí i començava a ballar al son dels altres, on tot concloïa amb una gran i compartida rialla. El seu violí és màgic, deien alguns. És una persona extraordinària aquest violinista, deien uns altres.

Pablo González y Gustav Mahler

El director de orquesta Pablo González ha protagonizado en los últimos días un hecho insólito, valiente y -si se me permite- quijotesco al interrumpir la interpretación de la segunda sinfonía de Gustav Mahler justamente en su concierto de despedida de la Orquesta y Coro de Radio Televisión Española.

Estimo el català

Que el director o directora que es faci càrrec finalment de la Coral Universitat Illes Balears a més del C1 tengui una mínima part del que jo no podré demostrar a una prova selectiva.

El nostre petit món coral

Darrerament m’agrada referir-me a l’activitat coral com a cant compartit, malgrat que el terme cor te una connotació polisèmica molt especial a la nostra llengua. Cant compartit atès que posem en comú les emocions que esdevenen d’un acte tan subtil com el fet de cantar. En aquest contexte, hauria d’entendre’s que el món coral és un ecosistema corporatiu, unit i compromés amb solucions comunas. Nogensmenys, no és així.

Los músicos que no pagan

¿Por qué una institución habría de contratar un determinado producto o servicio cultural si hay quien lo ofrece gratis?

No la toques más, Sam

La importancia del futuro no pasa por legislar la cultura. Los planes para la educación, antesala de los procesos culturales que alienen a la ciudadanía hacia un tejido social sin criterio pero preñado de opinión, no devienen en mejoras si atendemos a la historia reciente.

El calado en el grueso de la sociedad es nulo y la visión esquiva y totalitaria ante la amenaza de aprender y adquirir un pensamiento libre, sencillamente aterradora.

Premio o multa

Los premios en música recogen los honores de quienes han tomado ventaja antes que los demás, como reza su significado etimológico. No obstante, coger antes no determina ser el mejor más allá de serlo entre las opciones presentes.

De lo falaz en el arte

Las noticias sobre los colectivos como Letze Generation, Just Stop Oil, Extinction Rebellion o, más proximo, Futuro Vegetal no cesan alumbrados por su campaña +1,5º que están llevando a cabo en diferentes museos. La performance consiste en pintar de negro gruesos trazos sobre las principales sobras de arte.

La cena de los idiotas

Como cada navidad el grupo de ex alumnos se preparan para un nuevo encuentro. Varias hornadas de licenciados veneran a su maestro reuniéndose alrededor de la mesa.

El viejo catedrático recuerda anécdotas de las clases que otrora lideraba ante la mirada emocionada de sus antiguos alumnos. Estos no escatiman ni esfuerzo ni disimulo para rendirle reverencias y pleitesía.

Hacerse cenizas

Una de las funciones básicas del cerebro es la protección sobre todas las cosas. No necesita certeza, ante cualquier amenaza contempla la huida, la congelación o el ataque. Igual que hace diez millones de años. Nuestras amenazas han cambiado, nuestras reacciones no.

Los músicos somos especialmente sensibles a los obstinados impulsos de nuestro cerebro toda vez que todo lo ajeno representa una amenaza para aquellos profesionales que abanderan la inseguridad, el celo -en definitiva-, el miedo. Como gremio, somos muy poco corporativos y esta oposición, muchas veces intestina, hace que no crezcamos como colectivo al ignorar que uno solo va más rápido pero en unión, se llega más lejos.