Vivir sin coro

En estos días de alejamiento social, vivir sin coro se hace difícil. Compartir sonidos puros, encontrar en la afinación empática las vibraciones que agiten el alma, destilar la belleza mediante la inflexión artística de la voz y proponer nuevos retos al pensamiento creativo, se echa demasiado de menos. 

Pocas actividades son tan gratificantes como pertenecer a un coro, un instrumento que si bien no es el que mejor consideración tiene a nivel social -al contrario de lo que ocurre en países culturalmente más avanzados- debido la asociación errónea de ideas, es el que mayores emociones suscita en tanto que son puestas en funcionamiento con el uso exclusivo de la voz.

En el sur de Europa, a pesar del esfuerzo de brillantes excepciones, el mundo coral se resigna a un amateurismo generalizado con resultados limítrofes con la profesionalidad en no pocos casos. No obstante, la consideración social hacia el hecho vocal es todavía pobre.

Estas consideraciones están basadas en una mirada escasa que equipara los datos de la actividad a personas de avanzada edad, activistas religiosos o de índole folklórica. Lejos de corresponderse con la realidad, y aun siendo creciente el número de coros y escuelas corales, todavía nos queda conquistar el ámbito de la educación pública donde, al contrario de lo que ocurren en el norte de Europa, la importancia del coro es marginal. En países de la ribera del Báltico, por ejemplificar, cualquier persona puede leer una partitura como parte fundamental de su educación general, de tal modo puede integrar un coro que aun no teniendo una consideración profesional, su cuenta de resultados musicales podría sonrojar a más de un coro profesionalizado del Mediterráneo.

Formar parte del hecho musical con el único concurso de la voz conlleva un estímulo emocional muy diferente al que se logra con otros orgánicos. La activación de las conexiones neuronales al estimular el sistema límbico donde se halla el hipotálamo provoca que se liberen endorfinas que redundan directamente en el aumento cognitivo. Esta explosión de endorfinas se dispara cuando es provocada por la estimulación mediante la música, muy especialmente el canto. Cuando el estímulo se produce al estar compartiendo el espacio con otros individuos que comparten el canto, se libera en cantidades enormes el neurotransmisor del amor, la oxitocina, que provoca altas cotas de felicidad.

La magia de cantar en un coro se magnifica por el momento sublime de compartir el sonido, de hacerlo uno, de ser en función del entorno en la más maravillosa comunión de las relaciones humanas.  Cantar en un coro formaría parte de las cosas fascinantes que habría que experimentar durante nuestra visita a la la vida.

Cantar no ha sido siempre un hecho consustancialmente humano ni ha pertenecido al hecho de las actividades naturales. Cantar, al contrario de lo que ocurre con el habla, es un desafío a la naturaleza. Desde el punto de vista evolutivo, nuestro sistema fonador no ha sido diseñado para cantar. Solo una necesidad superior de belleza nos ha facultado para ello independiente de la biología. La fragilidad de la voz hablada y sus patologías es buena prueba de ello. Sin embargo, la palabra meditada que trasciende a la fisiología convirtiéndose en voz cantada puede sobrevivir paralelamente a una voz hablada dañada. Una voz artística formada puede coexistir con una voz hablada afónica. 

Cuando el Homo Sapiens aparece en el planeta hace unos 70.000 años formado estructuras pseudo sociales más o menos complejas, no había ninguna necesidad ni aspiración de contemplar el mundo de un modo trascendente. La evolución de nuestra especie ha obrado de acuerdo a la necesidad de alimentarse, trasladarse, sobrevivir y perpetuarse.

Cantar es el mayor acto de subversión del ser humano, una auténtica emancipación de nuestra naturaleza física, una extraordinaria revolución antropológica.

No es descabellado pensar en el Homo Sapiens en su hábitat social, en su sofisticada tribu de hace unos 10.000 años antes de la era común, cuando su imaginación comienza a manifestar la necesidad de plasmar su mundo en los primeros conatos del arte más allá de su actividad agrícola, recolectora o cinegética, adentrándose en el mundo etéreo de la belleza cuando alrededor de una hoguera entonó un canto que sumió al planeta en el más absoluto, reverencial y emotivo silencio.

Salir de este silencio ancestral heredado que hemos cultivado sin quererlo durante el confinamiento será un desafío, un simbólico renacer para desacostumbrar al oído, para ser capaces de volver a la escucha activa. Volver a dar una oportunidad a la música cantada de medrar hacia los objetivos sociales que como comunidad todavía no habíamos logrado.

Juan F. Ballesteros
músico y escritor

27 replies
  1. Juan Carlos Elvira
    Juan Carlos Elvira says:

    Ciertamente al lanzar nuestra voz a la sonoridad expresiva es tan hito como haberse regido a solo dos patas, a pesar de los inconvenientes lumbares. O nuestros rugidos vocales en una experiencia espiritual que nos transciende como especie.

    Reply
  2. Fernando
    Fernando says:

    Estamos en el momento más oscuro de las relaciones interpersonales ya que no existe una posibilidad de entrelazar tanto vivencias como presencias de uno a otro.

    Estamos en el momento del pensar, de reconocernos a nosotros mismos. Y cuando tenga que ser, el ave fénix resurgirá de sus cenizas para entender al Amor a partir de la interacción y la escucha activa entre coristas, para dar más sentido a un acto tan precioso que es sentir mediante el aparato auditivo las vibraciones que salen de nuestras cuerdas vocales, al compás y dirección del Amor.

    Gracias Fran por ser parte representativa del Amor.

    Reply
  3. Carolina
    Carolina says:

    Estimado Juan! Me quedo sobre todo con el último parrafo y pienso que, como directores de agrupaciones corales, necesitamos de un renacer y energias para volver a nuestra tarea. Gracias y animos! Todo saldrá bien!

    Reply
  4. Ángel
    Ángel says:

    Es indispensable llevar a cabo tareas docentes musicales a través de la educación, desde los primeros años.
    Y sobre todo, oir mucha música, creando afición.

    Reply
  5. Javier Rodriguez
    Javier Rodriguez says:

    Por eso ,un espíritu libre,sufre tanto y tanto sin poder actuar ,ya sea ensayando en grupo,ya sea sin poder paricipar en conciertos con su coral.Hemos de armarnos de paciencia casi infinita,pues igual que el amante de la naturaleza,si le prohibes andar por el campo,o al que difruta con una bella historia de amor l

    e encierras…?¿ Un confinamiento y prision doméstica,no permitiendo ejercitar en grupo orfeónico,de esos instrumentos.musicales que son las cuerdas vocales humanas,esa anulación personal de la soberania única,es casi letal para cada uno y para el grupo.Unos se resientan mas que otros,
    …pero.no es humano imponernos por demasiado tiempo mas este suplicio.Ojala,unas mentes preclaras y mas humanas,planifiquen lo antes posible la vuelta a la normalidad,y nos podamos reunir pronto. —Javier.Un saludo muy cordial amigos cantantes de corales.

    Reply
  6. José Luis
    José Luis says:

    Brillante exposición sobre la importancia de la música como vehículo de emancipación y elevación cultural, artística y espiritual del ser humano.

    Reply
  7. Mónica
    Mónica says:

    Muy bueno, desde luego. Y los ejemplos que das son de Europa, podríamos ponernos a pensar en los pueblos africanos y el canto, en ese mismo pueblo esclavisado en «América «, haciendo del canto un instrumento de liberación, por ejemplo, mientras trabajan como esclavos. Gracias y saludos. Mónica.

    Reply
  8. Moises Consuegra
    Moises Consuegra says:

    Extraordinaria disertacion que al conceptualizar el Canto Coral lo enriquece y valora enormemente el esfuerzo de los coristas.
    Felicitaciones.

    Reply
  9. Maria Isabel Teves
    Maria Isabel Teves says:

    Es hermoso lo que leo. Soy por temperamento, rebelde. Pero nunca pense que lo estaba siendo, tambien al cantar. Cuando canto, siento que mi corazón late fuerte. Le canto a la VIDA. GRACIAS.

    Reply
  10. Marcos
    Marcos says:

    En verdad.. qué cierto! Este confinamiento ha puesto limitaciones a este ejercicio musical compartido… paciencia, ya vendrán tiempos mejores… habrá reencuentro al cantar!

    Reply
  11. Evelyn
    Evelyn says:

    Me representa mucho esto, porque tenía depresión y me integré a un coro , para aprender más cosas , grande fue mi sorpresa me cambió la vida y cambió todo a mi alrededor. Estoy más que agradecida por esto , viva la música.

    Reply
  12. Charo de los Ojos
    Charo de los Ojos says:

    Una reflexión muy acertada.
    De parte de una coralista amateur que goza en los ensayos y en las actuaciones de su coral.
    En nuestro país parece que es, sobre todo, en el Norte donde se canta.
    En Valladolid, de donde soy, existe una gran actividad coralista a nivel amateur.
    Y el coro de cámara Alterum Cor, de nuestra pequeña ciudad, ganó un certamen nacional hace pocos años.
    Animaría a las voces masculinas, que son escasas en las masas corales.
    En mi coral varios integrantes tienen la calidad profesional, sobre la que escribes.
    Agradezco a mi colegio, el Amor de Dios, que cuidarán la formación musical: flauta, algo de solfeo, canto y que me permite leer con soltura las partituras en clave de sol.
    Y a la Escuela de Magisterio de Fray Luis de León, donde aprendimos con una amante de la Música: Doña Ángeles Porres, por aquella época también directora del Conservatorio Profesional de Valladolid.
    Por cierto, soy integrante de la Coral La Enseñanza, dirigida por alguien que ama y vive para la Música: Verónica Rioja.
    Vaya por ella mi aplauso y reconocimiento.
    ¡Viva la cuerda de sopranos!

    Reply
  13. Ma. Àngels
    Ma. Àngels says:

    Siento una gran nostalgia al no poder cantar en mis dos corales, debido al confinamiento por el Covid 19. La unión de muchas voces aglutinadas en una sola, es una experiencia magnífica, la hermosura convertida en sonido!

    Reply
  14. Gema Sanchez Linares
    Gema Sanchez Linares says:

    La voz es un instrumento de expresión y comunicación. El canto es una expresión que va más allá de la emoción para transcender a la expresión del alna, del ser, de lo sagrado.
    Por eso nos llega tanto la música. Si cantas o pones música a una persoba que nunca la ha escuchado observarás una reacción que va más allá de lo neurológico y emocional y verás( si ese sonido es armonioso
    vibracionalmente) como su espíritu se eleva y sincroniza con su verdadero Ser espiritual.
    Aunque la letra sea Social, sentimental, urbana, salvaje, alegre, melancóliaca. Hay algo que a veces no sabemos darle nombre( piel de gallina, pellizco, corazón,) todos son adjetivos del alma, tanto en poesía. música, pintura, arquitectura, teatro, cine, artes pkásticas, danza son las Artes expresiones que van por encima de lo fisiológico paraam alcanzar lo Sagrado

    Reply
  15. M. Luisa
    M. Luisa says:

    Me ha parecido MAGNIFICO . Una informacion magistral para las personas que como yo, canta, casi antes de saber hablar sin tener mucha idea de cuanto se expone en el video. Gracias.

    Reply

Leave a Reply

Want to join the discussion?
Feel free to contribute!

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *